Nos encontramos con la breve historia de Natalia, uno de nuestros huéspedes quien se hospedo en el Hotel, y quien quiso compartir su experiencia con nosotros.
Un sábado soleado del 2019 en horas de la mañana, decidimos salir de casa rumbo al norte de Bogotá, sin saber en dónde pasar el fin de semana, luego de pensarlo mucho y dejarnos llevar por la carretera. 170 kilómetros después llegamos a Villa de Leyva; Mucho que comer, mucho que visitar y mucho que ver durante nuestro recorrido por carretera, ¡sin duda lo mejor gastronomía de Boyacá! - dijo Natalia.
Casi 4 horas de viaje con paradas múltiples entre, arepas, gallina, agua de panela con almojábana y diversos tipos de quesos, llegamos a la plaza mayor de Villa de Leyva, en busca de actividades y “alguito” para el almuerzo. Muchas opciones, una mejor que la otra en cada esquina. Cada casa, cada rincón albergaba un sinfín de restaurantes, tanto de comida típica, como de comida internacional, a su vez, bares y pubs, donde las opciones artesanales son de primera.
Luego de recorrer el pueblo, lleno de sus típicas calles empedradas con mucha paz, tranquilidad y su maravilloso encanto, tomamos la decisión de aparcar el carro y seguir nuestro recorrido a pie, tomándonos el tiempo necesario para tomar todas las fotos posibles.
Al terminar nuestra sesión de fotos por los alrededores de la plaza principal buscamos que hacer - dijo Natalia, Caminando por sus calles nos encontramos con unos singulares vehículos 4x4 que ofrecen paseos guiados por villa y sus alrededores… decidimos tomar uno de sus tures sin ninguna expectativa sobre lo que luego descubriríamos en esta región” comentó Natalia.
“Para ser sincera solo conocía villa de Leyva en fotografías… no nos imaginamos que un destino tan cerca a Bogotá ofrecería tanto para hacer. El guìa no nos dejó almorzar literal, salimos 2 pm a un recorrido de 4 horas donde nos llevaría a conocer muchos lugares representativos… creímos que 4 horas serían mucho y no teníamos planeado quedarnos a dormir en villa de Leyva, pero fue la mejor opción, luego nos recomendarían un hotel espectacular que sería "la cereza del pastel” exclamó.
Caminando por la plaza preguntamos que a dónde nos dirigíamos y sin más pensar el guía se bajó del jeep y nos preguntó si queríamos ir a pasear junto con otra pareja y así fue, ¿y el almuerzo le pregunté?, Èl nos dijo que por el camino veíamos.
Arrancamos dando una vuelta por el pueblo donde nos explicó literalmente la mitad de la primaria del colegio, historia, geografía, biología, religión y mucha más información. Todo esto en un vehículo 4x4 perfecto para tomar fotos y tener vista 360. Nos recomendó restaurantes, casas comerciales, vinotecas, pasajes artesnales, entre otras cosas.
“Nuestra primera parada un mirador desde el cual vimos lo imponente que es el pueblo y como ha crecido, entramos a una zona semidesértica en el 4x4 y luego caminamos en un lugar llamado pozos azules, literal son unos oasis en el desierto. Nos explicó como habían sido creados y cuáles eran sus características. La verdad no teníamos muchas ganas de museos y cosas de esas, pero este señor se las sabía todas… volvimos a geografía de tercero de primaria y entendimos un montón de cosas sobre esta hermosa región y por qué el tema de los fósiles, claro ahí si quisimos entrar a conocer el famoso cronosaurio de villa de Leyva, imponente. La otra pareja había escogido un plan hacia un viñedo, un lugar donde producen vino… vino en Colombia, eso hay que verlo y probarlo. Salimos del museo rumbo a este lugar y lo mejor de todo es que te llevan, puedes tomar y no manejas.
“Excelente elección, el Marqués de Villa de Leyva, vinos del trópico, un recorrido de 1 hora donde nos llevaron al cultivo, nos enseñó a tomar la copa y nos dieron un par de copas de vino para degustar su producción. Muy buen lugar muy recomendado. Pedimos una tabla de quesos espectacular. Regresarè con más tiempo. Lo dicho 4 horas no son nada. No tenía ni idea que en Colombia existía un calendario astronómico indígena, algo así como en México. Impresionante y más cuando te lo explican y comprendes que un montón de piedras significan muchas cosas”.
De allí fuimos a ver uno de los proyectos más extraños que he visto en mi vida, una casa hecha puramente en barro… como una olla de barro pero al revés y con huecos que funcionan como ventanas, la famosa Casa Terracota. Regresaría 1 y 1000 veces, es impresionante pensar que alguien pudiese convertir en una casa un montón de barro.
Finalmente llegamos a Villa de Leyva pasadas las 6 de la tarde, pero felices de todo lo que pudimos conocer, nuestro guía nos recomendó un hotel espectacular que la verdad no sabíamos si quedarnos allí por la gran variedad de oferta que existe en el pueblo, pero sin dudar fue la mejor opción, el famoso Hotel Campanario de la villa a solo 2 calles de la plaza principal del pueblo. A primera vista te encuentras con una construcción colonial muy sobria en medio de muchas casas del mismo estilo, pero cuando entras y ves esa enorme plazoleta con fuentecita en la mitad es muy impresionante, creo el hotel lo diseñaron pensando en esa experiencia. Lo dicho, la cereza del pastel” dijo Natalia.
Una Suite por favor, ya estamos aquí, ya entrados en gastos una de las mejores escapadas que he podido tener en mucho tiempo y sin pensarlo. La habitación espectacular, toda colonial pero nuevo, decidimos comer en el restaurante del hotel ya que estábamos muy cansados para seguir caminando, muy buena elección, la comida muy buena y mucha variedad, luego salimos a dar una vuelta a la plaza y nos acordamos que el carro había quedado en una esquina y gracias a dios ahí seguía, quedamos estupefactos, que seguridad, claro que el guia ya nos había dicho que Villa de Leyva es súper seguro y gracias a dios aún siguen existiendo poblaciones en Colombia con estas características. Caminamos por sus calles de noche y nos encontramos con muchos restaurantes y música en vivo, tomamos nota de cada lugar al que fijo volveremos en un próximo fin de semana, hay muchas actividades por hacer, creo necesitáremos regresar a Villa de Leyva, además en el hotel nos dieron una pequeña catedra de todos los festivales que celebran en la plaza principal del pueblo, sin duda alguna regresaremos a esta hermosa población y si o si al hotel el Campanario de la Villa. Al día siguiente pudimos disfrutar de una piscina climatizada bajo techo hermosa, y bueno así se nos pasó el día y tuvimos que regresar a Bogotá, pero lo valió cada minuto, cada instante que logramos escapar a este pueblito. Muchas gracias a todas las personas que nos cruzamos allí. Volveremos.
Este interesante relato fue de nuestro huésped Natalia quien nos acompañó con su pareja en una escapada de fin de semana.
Redactado por: Natalia Obregón